La historia de las vacaciones que Axl Rose pasó en Chile
En 2001, estuvo una semana entre Santiago, Las Tacas e Isla de Pascua, donde peleó con unos turistas. Mañana vuelve a Chile y anoche salió con cuatro horas de atraso en Uruguay.
El miércoles 2 de diciembre de 1992 quedó registrado como la primera visita de Axl Rose y su banda, Guns N' Roses, a Chile. Pero no fue la última. El cantante - que mañana tocará con su grupo en Movistar Arena- regresó casi nueve años después para pasar ocho días de vacaciones. Solo, sin la pólvora ni el salvajismo de sus días de gloria, y claramente más robusto que en su debut en el Estadio Nacional. Todo bien, salvo un detalle: en Isla de Pascua, en su última noche en el país, Rose se trenzó a puñetazos con un par de fanáticos santiaguinos que intentaron fotografiarlo.
El veraniego paso del cantante por Chile se gestó en el verano de 2001, cuando participó en la tercera versión de Rock in Rio que se hizo en Brasil. Ahí, los miembros de Iron Maiden le recomendaron vacacionar por Argentina y Chile durante esa temporada, para disfrutar de sus playas y de algunas ciudades costeras. Y Rose acató.
Llegó a Buenos Aires el viernes 19 de enero en la noche. Durante todo el fin de semana hizo un tour de carnes y sushi por locales de San Telmo y se dedicó a holgazanear en la piscina de un hotel porteño. Fue descubierto por algunos fanáticos y la noticia estalló: todos los medios comenzaron a merodearlo, pero sus asesores -una asistente brasileña y tres guardaespaldas, los únicos que viajaron con él para esas vacaciones- cercaron cualquier contacto.
Hasta que el propio cantante, hastiado de tanto acoso, decidió hablar para una radio local. La Rock & Pop bonaerense fue la elegida. "Hubiera querido tocar en Buenos Aires y en Chile pero esta vez no pudo ser. Y, como estaba en Río de Janeiro, quise venir para volver a sentir un poco ambos países", contó a la emisora. Además, prometió que vendría a fines de 2001 con una gran gira por Sudamérica, para mostrar su gran retorno con... Chinese Democracy (la banda no se apareció por la región ese año y ese álbum salió siete años después).
El lunes 22 de enero dejó Argentina y llegó al aeropuerto de Pudahuel en Santiago, en el vuelo 532 de Lan. Esta vez no hubo botellazos, ni patadones a reporteros ni desórdenes: con un gorro, lentes oscuros y sus tres guardaespaldas, Rose pasó casi inadvertido por el lugar, se subió a una van que lo esperaba y partió raudo al hotel Hyatt, donde tenía una reserva para un par de días.
En el Hyatt, casi ni asomó la nariz, y sólo se dedicó a rondar el bar Duke's para empinar un par de vasos con Tequila dorado y gin Tanqueray, sus preferencias etílicas por esos días. La prensa chilena, ya alertada por medios argentinos, inició la carrera por hablar o fotografiar al artista. Además, Rose pasaba largas jornadas luciendo su generoso físico en la piscina del reducto santiaguino. Su asistente, la brasileña Elizabeta (Beta) Lebeis, de nuevo tuvo que corretear a fanáticos, curiosos y reporteros que intentaron seguirlo.
Hasta que, otra vez, Rose vio que el gallito estaba perdido y decidió hablar con la Rock & Pop santiaguina. Ahí, otra vez, prometió visita a fin de año, alabó la tranquilidad del país y dijo que preparaba uno de los mayores álbumes de la historia reciente del rock and roll. Eso sí, vetó preguntas en torno a su gordura, Slash y el resto de sus compañeros en Guns N' Roses.
Escándalo en Isla de Pascua
Con los días, Rose decidió partir al balneario de Las Tacas. Ahí arrendó un yate, miró muchas veces la costa en la noche y también pasó tardes enteras encerrado en una cabaña. El viernes 26 viajó a Isla de Pascua, la última escala en sus vacaciones chilenas. Durante toda su estadía su trato fue cordial: se paseaba tomando agua mineral y a veces iba a restaurantes locales para comer atún. Siempre con cintillo bien firme en la cabeza, pasando casi inadvertido entre los isleños.
Pero el lunes 29, cuando se mezclaba con el resto en la tradicional fiesta Tapati -en que los pascuenses celebran sus ritos ancestrales y que se realiza en el sector de Hanga Vare Vare- la tranquilidad se fue al piso. El músico, instalado en el pasto, con empanadas y cervezas a su alrededor, fue acosado por un par de turistas santiaguinos que se acercaron a pedirle fotografías y autógrafos.
Rose se negó. Los capitalinos insistieron e incluso comenzaron a disparar flashes con su cámara. Hasta que, como tantas otras veces en su viaje, el hombre de Welcome to the jungle se hastió y mandó a uno de sus guardaespaldas a golpear a los tres seguidores. Ahí, cerca de las cinco de la madrugada, Rose también comenzó a batallar con los santiaguinos.
Según crónicas de la época, los involucrados hicieron la denuncia a los encargados de seguridad, pero el incidente no pasó a mayores. El líder de la banda de Sweet Child O' Mine dejó el país el miércoles 31, sin emitir declaraciones. Un sitio de fanáticos tiene fotos e información en torno a su paso por Isla de Pascua.
No volvió en diciembre de ese año, pero sí lo hará mañana: Rose arribará a Santiago en un avión privado durante el día, horas antes de su desembarco en Movistar Arena. El resto del grupo arribará en un vuelo comercial el mismo día. El montaje del escenario comenzó ayer y el show será teloneado por el ex vocalista de Skid Row, Sebastian Bach. Se espera una convocatoria de 15 mil personas y aún hay boletos en locales Ticketmaster.
Anoche, en su paso por Montevideo, la banda salió a las 1:30 de la mañana, con más de cuatro horas de retraso: el espectáculo estaba anunciado para las 21:00. El público, impaciente, igual le regaló un aplauso a un concierto que la prensa local calificó como "correcto", "de sonido sólido y potente" y "con un Axl Rose con problemas para cantar, pero cumpliendo". La banda dejó el escenario a las 3:55 de la mañana.
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